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El arma secreta de Taiwán: un “interruptor de la muerte”

El arma secreta de Taiwán: un “interruptor de la muerte”

En una revelación que parece sacada de un thriller tecnológico, ha trascendido que Taiwán posee un «interruptor de la muerte» remoto. Esta capacidad le permitiría inutilizar las máquinas más avanzadas del mundo para fabricar semiconductores en caso de una invasión china.

En el corazón de la creciente tensión entre China y Taiwán, ha emergido un factor disuasorio que no se basa en misiles ni en ejércitos, sino en una pieza de tecnología de vanguardia: un «interruptor de la muerte» remoto. Según informes confirmados por múltiples fuentes, la empresa holandesa ASML, en colaboración con su principal cliente, Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), tiene la capacidad de desactivar a distancia las máquinas de litografía más sofisticadas del mundo, que son la joya de la corona de la industria tecnológica taiwanesa.

Esta capacidad representa una «píldora venenosa» estratégica, diseñada para hacer que el principal objetivo de una posible invasión china —capturar las fábricas de chips más avanzadas del planeta— se convierta en una victoria pírrica, dejando a los invasores con miles de millones de dólares en maquinaria inservible.

El «interruptor de la muerte» se aplica a las máquinas de litografía de ultravioleta extremo (EUV) de ASML. Estos equipos, del tamaño de un autobús urbano y con un coste superior a los 200 millones de dólares cada uno, son absolutamente esenciales para fabricar los semiconductores más avanzados que impulsan la inteligencia artificial, los superordenadores y el armamento moderno. ASML es la única empresa en el mundo capaz de producirlos, y TSMC, en Taiwán, es su mayor comprador, produciendo cerca del 90% de los chips más avanzados a nivel global.

La existencia de este mecanismo de desactivación remota fue revelada a funcionarios de alto nivel de Estados Unidos y los Países Bajos en reuniones privadas. Preocupados por las consecuencias de una invasión, los gobiernos occidentales buscaron garantías de que esta tecnología crítica no cayera en manos de Pekín. ASML y TSMC confirmaron que el sistema existe. De hecho, el gobierno holandés ha llegado a realizar simulaciones de una invasión para evaluar los riesgos y la eficacia del «interruptor».

Esta capacidad de desactivación remota cambia fundamentalmente el cálculo estratégico de una invasión. Uno de los principales incentivos para que China tome Taiwán por la fuerza sería apoderarse de la capacidad de producción de TSMC, lo que le daría una ventaja tecnológica decisiva sobre Estados Unidos y el resto del mundo.

«Nadie puede controlar a TSMC por la fuerza. Si hay una invasión militar, dejarás la fábrica de TSMC inoperable.» – Mark Liu, Presidente de TSMC.

La declaración del presidente de TSMC, Mark Liu, en una entrevista pasada, cobra ahora un nuevo significado. Al afirmar que las fábricas se volverían «inoperables», no se refería necesariamente a una destrucción física, sino a esta capacidad de «apagado» digital. Las máquinas EUV son increíblemente complejas y requieren mantenimiento constante, actualizaciones de software y piezas de repuesto que solo ASML puede proporcionar. Sin este soporte, se convierten rápidamente en pisapapeles de alta tecnología.

El «interruptor de la muerte» es, por tanto, una forma de disuasión tecnológica. Elimina el premio mayor del tablero de ajedrez, aumentando drásticamente los costes y riesgos de una operación militar para Pekín. Es una advertencia clara: aunque logres poner un pie en la isla, la tecnología que tanto anhelas se desvanecerá con solo pulsar un botón a miles de kilómetros de distancia. Esta revelación demuestra que en la geopolítica del siglo XXI, las líneas de código pueden ser tan poderosas como las líneas de batalla.

La Verdad Yucatán

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