Google Maps borra la frontera del Sáhara Occidental en Marruecos

Durante años, la frontera punteada que separaba al Sáhara Occidental de Marruecos en Google Maps fue un símbolo visible de una disputa que parecía interminable. Pero esta semana, algo cambió. Los usuarios marroquíes notaron que la línea había desaparecido. El mapa digital más consultado del planeta mostraba por primera vez al territorio saharaui integrado al Reino de Marruecos.
“¡Gracias a Dios! La línea imaginaria ya no existe”, celebraron usuarios en redes sociales como X y Facebook. Para muchos marroquíes, el cambio no fue solo una actualización técnica, sino una afirmación simbólica de soberanía, un gesto que coincidió con un giro político de enorme trascendencia internacional.
El viernes por la noche, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó una resolución histórica: reconoció el plan de autonomía marroquí para el Sáhara Occidental como la “solución más viable” al conflicto. La noticia fue recibida con júbilo en Rabat, que desde hace medio siglo busca la legitimación internacional de su control sobre el territorio.
Hasta ese momento, el organismo había mantenido una posición más neutral, instando a Marruecos, al Frente Polisario, a Argelia y a Mauritania a retomar negociaciones suspendidas desde 2019. Sin embargo, esta vez, la iniciativa impulsada por Estados Unidos cambió el rumbo del debate, abriendo un nuevo capítulo en la historia del conflicto.
Aunque Google no ha emitido comentario oficial, el cambio en su versión marroquí generó un amplio debate. La empresa estadounidense tiene la capacidad exclusiva de modificar la representación de sus mapas, y cada alteración tiene un impacto político inmediato.
Según observaciones de AFP, la desaparición de los puntos divisores ocurre únicamente en la versión marroquí. En otros países como Estados Unidos, Francia, Chipre o Argelia, la línea divisoria sigue siendo visible. Este detalle evidencia cómo los mapas digitales pueden adaptarse a contextos locales y tensiones diplomáticas.
Para Marruecos, la actualización fue vista como un triunfo simbólico, especialmente tras el respaldo de la ONU. En cambio, para el Frente Polisario y sus aliados, representó una provocación y un recordatorio de las desigualdades de influencia en el escenario internacional.
El Sáhara Occidental fue una colonia española hasta 1975. Tras la retirada de España, Marruecos tomó el control de la mayor parte del territorio, mientras el Frente Polisario proclamó la República Árabe Saharaui Democrática, con el apoyo de Argelia.
Durante décadas, ambas partes se enfrentaron militarmente hasta que, en 1991, se firmó un alto el fuego mediado por la ONU. Desde entonces, la región ha vivido una tensa calma, interrumpida por esporádicos enfrentamientos y una constante lucha diplomática por el reconocimiento internacional.
El plan de autonomía presentado por Marruecos en 2007 propone otorgar al territorio autogobierno bajo soberanía marroquí, una idea que Rabat considera “realista y de compromiso”. Sin embargo, el Frente Polisario insiste en la celebración de un referéndum de independencia, respaldado por el principio de autodeterminación.
Más allá del conflicto político, el Sáhara Occidental posee un valor económico considerable. Es una región rica en fosfatos, un mineral esencial para la producción de fertilizantes, y sus aguas costeras son abundantes en recursos pesqueros.
Estas características han mantenido el interés internacional en la zona y han complicado aún más las negociaciones. Los recursos naturales del territorio son, en muchos casos, el motor oculto detrás de las posturas diplomáticas.
La desaparición de una línea punteada puede parecer un detalle menor, pero en el tablero geopolítico digital tiene un enorme peso simbólico. Representa cómo las fronteras, aunque virtuales, reflejan y a veces moldean realidades políticas.
Para Marruecos, el respaldo de la ONU y la modificación en Google Maps constituyen una doble victoria: diplomática y simbólica. Para el pueblo saharaui y sus defensores, en cambio, es una señal preocupante de que su causa podría quedar marginada en el nuevo orden internacional.
El mapa ha cambiado, pero la historia aún está lejos de resolverse.
La Verdad Yucatán




