Un soldado israelí recuerda cómo usaron civiles de Gaza como escudos humanos: “Algo hizo clic en mi cabeza para siempre”

Cuando Elie (nombre ficticio) entró en Gaza en octubre de 2023, aún conmocionado por los atentados perpetrados por Hamás días antes en los pueblos israelíes cercanos a la frontera, puso su cabeza en modo automático y solo tenía dos objetivos. “Proteger a mis soldados y salir con vida de ahí”, afirma en una entrevista con este periódico meses después.
“No entré con un sentimiento de venganza. En realidad obraba de forma casi mecánica. El Gobierno nos envió para proteger a los israelíes y recuperar a nuestros rehenes, pero ahora me doy cuenta de que en realidad la misión era otra”, opina este sargento primero de 23 años. “Nuestros superiores no piensan en los cautivos israelíes ni en los civiles palestinos, sino en desplazar a la población y destruir la sociedad de Gaza”, agrega.
Elie no se llama Elie. Proteger su identidad y no dar detalles sobre su misión en Gaza que puedan contribuir a identificarlo es una de las condiciones previas de esta entrevista, facilitada por la ONG israelí Breaking The Silence, formada por militares que deciden romper su silencio y denunciar los abusos que a su juicio comete el ejército israelí en los territorios palestinos ocupados.
Su testimonio es uno de los recogidos por la organización en estos meses, en los que un “número récord” de militares ha llamado a su puerta para describir actuaciones del ejército en Gaza que incumplen lo que los soldados consideran ético y justo.
“Yo venía de Cisjordania, había estado varios meses allá en el ejército. Ahí también hubo cosas que me chocaron, pero la línea roja para mí fue usar a los palestinos de Gaza como escudos humanos. Algo hizo clic en mi cabeza para siempre”, afirma Elie.

Este joven israelí sirvió en Gaza dentro de la brigada Nahal y su misión se centró en el norte de la Franja. En la primavera de 2024, decenas de miles de palestinos se desplazaban hacia el sur, siguiendo las órdenes del ejército israelí, y usaban una ruta costera a la que llamaban “carretera humanitaria”. “Dos chicos jóvenes fueron elegidos al azar para usarlos como escudos. Uno de ellos no tendría más de 16 años, era casi un niño. El oficial de inteligencia nos dijo que tenían conexiones con Hamás. De entrada, eso me pareció extraño por la edad que parecían tener”, cuenta el soldado.
Dos chicos jóvenes fueron elegidos al azar para usarlos como escudos. Uno de ellos no tendría más de 16 años, era casi un niño. El oficial de inteligencia nos dijo que tenían conexiones con Hamás
Elie, militar israelí
A la mañana siguiente comenzaron a forzarlos a entrar en unos edificios que estaban registrando. Una persona les daba órdenes en árabe de hacia dónde caminar y qué hacer. “Iban delante de nosotros por si había explosivos escondidos o algún tipo de emboscada esperándonos. Eso fue demasiado para mí”, afirma este joven soldado, con el rostro desencajado al revivir estos momentos.
“Los usamos durante algunos días. Cuando no los hacíamos entrar en los edificios, estaban esposados y con el rostro cubierto. No podían hacer nada. Si querían ir al baño, uno o dos soldados les acompañaban. Para comer les dábamos raciones militares”, recuerda.
Breaking The Silence ha recibido varios testimonios de otros soldados que denuncian prácticas semejantes. En agosto de 2024, el diario israelí Haaretz publicó una investigación sobre el uso “posiblemente sistemático” de los escudos humanos por parte del ejército israelí en el que también incluía testimonios de algunos palestinos que habían sido víctimas de este abuso. Además, la cadena de televisión Al Jazeera divulgó un video que muestra a gazatíes obligados a usar uniformes militares israelíes y a entrar en edificios para ver si hay trampas o explosivos.
“No hablábamos árabe en mi pelotón y ellos no hablaban hebreo o inglés. Solo decían dos palabras: hamam (baño, en árabe) y Rafah, la ciudad del sur a la que se dirigían cuando los captamos”, recuerda.
En varias ocasiones, el ejército israelí, una institución venerada en el país, ha negado esta práctica, ilegal según la ley local y las normas internacionales, pero sí admitió al diario Haaretz que estaba investigando unos seis casos sospechosos, con el fin de confirmar si había habido algún tipo de comportamiento de este tipo por parte de los soldados. Paralelamente, el ejército y gobierno israelíes denuncian a menudo que Hamás no duda desde hace años en usar a civiles gazatíes como escudos, para ocultar sus túneles o sus armas en la Franja.
“Había habido otros momentos en Gaza que me habían hecho pensar que era una guerra injusta, pero esa conexión humana entre esos dos palestinos y yo fue demasiado para mí”, explica. “Cuando ves a un chaval de 16 años temblando de miedo ante ti, por lo que nosotros, soldados, estamos haciéndole, todo se viene abajo”, admite Elie.
Pasaron algunos días y los soldados de su pelotón comenzaron a mostrar desconcierto y malestar; y la palabra “inmoral” salió en las conversaciones. “Hablamos con nuestros superiores en la unidad para pedirles que pararan de usar a estos dos civiles como escudos y el comandante del batallón vino a hablar con nosotros, nos dijo que nuestra vida era más importante que la de ellos, que había prometido llevarnos de vuelta con nuestras madres y que no teníamos suficiente material o perros entrenados para este tipo de misiones”, recuerda.
El ejército israelí ha publicado los nombres de 898 soldados y oficiales de seguridad muertos desde el 7 de octubre de 2023. De ellos, 329 perdieron la vida en los ataques de Hamás de aquel día y al menos 454 en las operaciones militares en Gaza.
El comandante del batallón vino a hablar con nosotros, nos dijo que nuestra vida era más importante que la de ellos, que había prometido llevarnos de vuelta con nuestras madres, que no teníamos suficiente material o perros entrenados para este tipo de misiones
Elie, soldado israelí
Finalmente, los responsables de la unidad de Elie dejaron ir a los dos civiles. Les dieron un par de botellas de agua y una ración militar y los pusieron de vuelta en la carretera por la que los gazatíes se dirigían al sur. “Fue una prueba más de que no eran miembros de Hamás, que aquello no era verdad, porque si lo hubieran sido habrían sido llevados a Israel para ser investigados”, puntualiza.
La unidad de Elie no volvió a usar a palestinos como escudos humanos en las semanas que siguieron. Después, este soldado se marchó de Gaza y no ha vuelto al ejército desde entonces.
“Esta práctica es mucho más dura que quemar casas o arrasar barrios. En mi pelotón estábamos bastante de acuerdo en esto, pero otra cosa es atreverse a decirlo, más aún en el contexto de los atentados del 7 de octubre”, subraya.
Cuando ves a un chaval de 16 años temblando de miedo ante ti, por lo que nosotros, soldados, estamos haciéndole, todo se viene abajo
Elie, militar israelí
Hoy, documentos médicos dan fe de que Elie sufre estrés postraumático y sus superiores no han insistido para que vuelva. “Me llamaron, pero dije que no. Ahora entiendo que es una guerra inmoral e injusta. Son días duros los que vivimos en Israel”, explica. “No estoy bien, me hago muchas preguntas sobre mi responsabilidad en todo esto, sobre lo que hice y podría haber hecho”, agrega.
La prensa israelí ha publicado recientemente artículos sobre el número creciente de traumas, depresiones e incluso suicidios entre los militares. Según cifras del propio ejército, 21 soldados se suicidaron en 2024. La prensa israelí apunta que en lo que va de año al menos 16 militares se han quitado la vida, la mayoría reservistas llamados a filas. El periódico Times of Israel apuntaba recientemente que este aumento preocupante de los suicidios se debe “al trauma psicológico de la guerra en curso”.
EL PAÍS