Inmunoterapias contra el cáncer: células CAR-T producidas in vivo

Las inmunoterapias celulares, estos tratamientos con un potencial inmenso, se basan en un principio sumamente simple. Consisten en reprogramar ciertas células inmunitarias del paciente, reactivándolas para que destruyan células dañinas, como las implicadas en cánceres o enfermedades autoinmunes.

Una de estas estrategias, utilizada con éxito en cánceres de la sangre, se basa en las células CAR-T. En ellas, se extraen linfocitos T, una categoría de glóbulos blancos, de la sangre de cada paciente. Posteriormente, se administran in vitro con una instrucción genética que les indica que produzcan una proteína de superficie: el CAR, o receptor de antígeno quimérico. En resumen, se trata de un receptor artificial diseñado para unirse a una proteína (un "antígeno") presente en las células tumorales del paciente. Por ejemplo, a la proteína CD19, presente en exceso en los linfocitos B en ciertos linfomas o leucemias.

Una vez reinyectadas en el paciente, estas células CAR-T actúan como misiles guiados. Gracias a su famoso CAR, se unen específicamente al antígeno presente en las células tumorales, eliminándolo. Otra ventaja: al ser células vivas, proliferan en el cuerpo del paciente, donde operan "mientras haya cáncer por destruir", según explicó Michel Sadelain, pionero de este enfoque en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York, a Le Monde en 2024. Hasta la fecha, se han aprobado siete terapias con células CAR-T en Estados Unidos y Europa contra ciertos linfomas, mielomas o leucemias. Esta estrategia también se encuentra en ensayos clínicos iniciales en tumores sólidos y enfermedades autoinmunes.

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