Diabetes, enfermedades cardíacas, asma. ¿Qué necesitas saber antes de volar?

La presión en la cabina del avión corresponde a las condiciones a una altitud aproximada de 2400-2500 m sobre el nivel del mar, lo que para el cuerpo significa "subir rápidamente a Rysy", señala Kajetan Gawarecki, experto en transporte médico. Para las personas con enfermedades crónicas como asma, diabetes o cardiología, volar puede suponer desafíos adicionales. ¿Cómo prepararse para un viaje en avión si tiene problemas de salud? En este artículo, encontrará consejos y principios clave para volar con seguridad.
Los Boeing 787 Dreamliners, que operan vuelos de larga distancia con LOT Polish Airlines, mantienen una presión equivalente a 1800-1900 m sobre el nivel del mar durante el vuelo, aproximadamente la misma que en Giewont o Kasprowy Wierch. Esta diferencia de varios cientos de metros en la percepción de la presión puede ser especialmente significativa para personas con enfermedades crónicas. Sin embargo, cabe destacar que, aunque la presión en la cabina durante un vuelo estándar es inferior a la presión en tierra, sigue siendo aceptable para el cuerpo humano. El cambio de presión puede manifestarse como una desagradable sensación de taponamiento en los oídos. Sin embargo, la estructura de nuestro cuerpo resulta muy útil en este caso: gracias a la conexión del tímpano con la garganta a través de la trompa de Eustaquio, esta presión puede equilibrarse. Entonces, ¿qué puede ayudar? Por ejemplo, tragar saliva con frecuencia, masticar chicle, chupar un caramelo que se está disolviendo o... bostezar.
Cuanto más largo sea el vuelo, mayor será la fatiga causada por la falta de oxígeno. Un cuerpo sano compensa este déficit de diversas maneras; por ejemplo, acelera ligeramente la respiración y la frecuencia cardíaca, lo que hace que viajar en avión sea completamente cómodo. En algunas personas, durante un vuelo largo, pueden aparecer síntomas relacionados con los cambios de presión. Los pasajeros con enfermedades respiratorias, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica o el cáncer, o con insuficiencia circulatoria, enfermedad coronaria inestable o, por ejemplo, en el caso de los niños, un defecto cardíaco o anemia significativa, es decir, todas estas enfermedades que agravan el déficit de oxígeno en los tejidos, deben consultar a un médico antes de partir para garantizar la seguridad de su viaje. En el caso de viajes más largos, que implican un cambio de horario, las horas de toma de medicamentos deben planificarse adecuadamente para evitar trastornos en el funcionamiento del cuerpo , explica Kajetan Gawarecki.
Se estima que hasta tres millones de personas en Polonia padecen diabetes. Esta enfermedad no contraindica los viajes a grandes altitudes. Tampoco hay evidencia clara de que las personas con diabetes sean más propensas a un aumento de los síntomas. Sin embargo, cabe destacar que los grandes cambios de altitud, temperatura y la disminución de la actividad pueden afectar los niveles de azúcar en sangre, lo que podría requerir la administración de insulina. Afortunadamente, las personas con diabetes pueden llevar medicamentos como glucagón u otros artículos necesarios para controlar su enfermedad en su equipaje de mano. También conviene llevar un certificado médico y tener un plan B: quienes usan una bomba de insulina deben llevar consigo inyecciones o baterías de repuesto para la bomba. De igual manera, con el sistema de monitorización continua de glucosa: recuerde llevar accesorios de repuesto, baterías, un cargador o desinfectante antes de insertar el sensor.
Una buena formación y una buena preparación previa al viaje permitirán que las personas con diabetes disfruten de un viaje exitoso y placentero. Por ejemplo, conviene tener a mano un pequeño refrigerio dulce. Si una persona con diabetes viaja con medicamentos o equipo médico, debe recordar llevar un certificado médico y documentación que acredite su estado de salud , resume la Dra. Justyna Kaźmierczak.
Las personas que sufren problemas cardíacos a diario deben consultar siempre con su médico antes de volar. Existen ciertas contraindicaciones que deben tenerse en cuenta antes de planificar un vuelo. Estas incluyen, entre otras, un infarto sufrido entre 7 y 10 días antes del viaje, la exacerbación de una enfermedad coronaria o una arritmia no controlada. Sin embargo, si el futuro viajero no presenta las contraindicaciones mencionadas, podrá viajar en avión sin problemas.
La seguridad del vuelo también depende de la duración del viaje. Es importante tener en cuenta que los vuelos más largos, de varias horas, para personas con problemas cardiovasculares pueden requerir una preparación especial. Es fundamental que estas personas lleven a bordo todos los medicamentos necesarios, especialmente anticoagulantes, así como la documentación médica. También conviene informar a la tripulación de cabina sobre la posibilidad de agravamiento de los síntomas. Durante el vuelo, también se recomienda caminar alrededor del avión aproximadamente cada hora y realizar ejercicios sencillos que reduzcan la probabilidad de congestión venosa.
Siempre recomiendo a mis pacientes con hipertensión o enfermedades cardíacas que se hagan una revisión antes de su viaje para comprobar si tienen suficiente medicación, cuál es su presión arterial y cómo reaccionan ante una situación estresante, como un vuelo. Es importante recordar que la salud del pasajero es fundamental, ya que el entorno a bordo del avión no presenta ningún peligro —explica la Dra. Aleksandra Szymańska, especialista en medicina interna—.
Si el pasajero se encuentra en buen estado físico y bajo la supervisión constante de un médico, volar no debería ser difícil. Las personas asmáticas pueden experimentar cambios, generalmente debidos a la baja presión en la cabina del avión, que causan dificultades respiratorias. En estos momentos, siempre puede contar con el apoyo de la tripulación de cabina, que está preparada para estas situaciones. También puede llevar un inhalador portátil en su equipaje de mano, cuya capacidad no supere los 100 ml.
Lo que distingue el aire en el avión del aire en tierra no es solo la menor presión, sino también la humedad, o mejor dicho, la ausencia de ella. El aire es seco, la humedad en la cabina es de solo un pequeño porcentaje, recuerda Kajetan Gawarecki.
Cabe recordar que volar es una de las opciones de transporte más seguras del mundo, debido principalmente a las estrictas medidas de seguridad y a la posibilidad de contar con el apoyo profesional de la tripulación de cabina. Toda persona diagnosticada con una enfermedad crónica, con un estado de salud estable y cuyo médico no detecte contraindicaciones para volar, puede disfrutar de las oportunidades que ofrece el transporte aéreo. Sin embargo, siempre debemos guiarnos por la seguridad de nuestra salud, así que, si surge alguna duda, consulte siempre con un médico antes de planificar un vuelo.
El material fue creado en cooperación con PLL LOT.
Actualizado: 14/06/2025 16:30
politykazdrowotna