Bill François, el naturalista que susurraba al oído de los bagres

En la Île Saint-Louis, entre dos puentes, una figura con camiseta roja y blanca, gorra y caña de pescar en mano, escudriña las verdes aguas del Sena. « Es un buen lugar, siempre que lleguen temprano antes de que las barcazas que pasan los molesten». Apenas amanece, pero tras sus gafas polarizadas antirreflejos, Bill François, de 32 años, intenta detectar una presencia, atento a las más leves vibraciones en el agua. ¿Encontrará a viejos conocidos esa mañana, como el bagre «Bifidus», «le Blanc» o el más joven, «Jamel», capturado ante los ojos de Jamel Debbouze el 1 de mayo? Una secuencia ahora de culto que ha puesto de relieve a estos gigantes de agua dulce, pero también al hombre del carrete que los pesca.
Este Día del Trabajo, este joven biofísico había ido a pescar a estos colosos, como suele hacer, no para capturarlos, sino para estudiar su comportamiento. El cómico, paseando por la orilla del Sena, se encontró con el pescador que luchaba por sacar del agua un ejemplar de 2,17 metros. Sacó su teléfono y grabó la escena delante de los transeúntes, tan sorprendidos por su presencia como por la existencia de una criatura marina de ese tamaño en el río. Publicado en redes sociales por el cómico, el vídeo se hizo viral. «Llevará tu nombre, si es nuevo en la zona», promete Bill François. Y así será: tras medir e identificar el ejemplar antes de soltarlo en el agua, le puso el nombre en honor al cómico.
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Le Monde