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Palestino y esquimal: términos ofensivos, no utilizar

Palestino y esquimal: términos ofensivos, no utilizar

Descargo de responsabilidad: Este artículo contiene palabras racistas, despectivas y peyorativas que no deben usarse ni enseñarse, sino evitarse mediante la educación.

El término “esquimal”, cuando se refiere al pueblo inuit, se considera despectivo porque fue ampliamente utilizado por colonizadores racistas y no nativos. Digamos que es similar a la forma en que el término "indio" -para los nativos americanos- se refiere al período de subyugación y masacre de los nativos americanos después de la llegada de Colón. En resumen, es tan inaceptable como llamar a los indígenas maoríes “Hori” o a los aborígenes australianos “Boong”. Al llegar aquí, lo que mucha gente no sabe es que con la palabra “Palestina” ocurre lo mismo.

A lo largo de la historia, las personas que fueron colonizadas recibieron nombres despectivos de sus colonizadores. En algunos casos, el nombre alude a un pueblo, mientras que en otros se refiere a la tierra.

Judea, de donde son originarios los judíos y que era llamada “Israel” por sus nativos, fue ocupada por colonizadores alternados: Babilonia (587 a.C.), Persia (539 a.C.), la Grecia helénica (333 a.C.) y Roma (63 a.C.).

Más tarde llegarían también bizantinos, árabes, cruzados, mamelucos y otomanos, pero de todas las colonizaciones, la romanización fue la más brutal. Hizo más que quitarles la vida a (muchos) judíos, incluido el que se volvió más famoso de todos luego de ser crucificado: corrompió la conexión misma entre el pueblo judío y su patria.

El emperador Adriano dijo en el año 125 d.C.: “No sólo exiliaré a los judíos de sus tierras, sino que también les quitaré la tierra a los judíos”. Por ello, denominó a la “Provincia de Judea” “Provincia de Palestina”, en homenaje a las tribus de pescadores pelirrojos y no semitas que habían ocupado esa zona 500 años antes y que desde entonces habían desaparecido: los “filisteos” (enemigos mortales de los judíos).

El nombre, que pretendía ser un insulto, se extendió por todo el mundo más rápido que la tendencia actual de convertir fotografías mediante inteligencia artificial al estilo del Estudio Ghibli. Y más que propagarse, se quedó. Y cuando los árabes colonizaron la tierra en el año 637 d.C., el nombre Judea ya había sido borrado y la tierra pasó a ser conocida como “Palestina, Tierra de Israel”, o “Palestina” para abreviar.

La mayoría de los colonos árabes se establecieron en otras partes del Medio Oriente y el Levante. Fue recién a fines del siglo XIX que los árabes, principalmente de Jordania y Egipto, se apresuraron a intentar establecerse en Israel, declarando efectivamente la guerra a la antigua aspiración de los judíos de regresar a su tierra de origen. Y luego, en 1964, un egipcio llamado Yasser Arafat adoptó el nombre (que se pretendía que fuera despectivo e insultante) “Palestina”, creando un vínculo –falso– entre los colonizadores árabes y la tierra.

Esto se hizo a pesar de que la letra “P” no existe en el alfabeto árabe. Arafat se declaró “palestino” (pronunciado “balestinian” al principio y “falestinian” después).

El nombre en sí es mucho peor que estar asociado “solo” con la colonización de la tierra judía, la tortura de los judíos, el exilio de los judíos de su tierra, la persecución y aterrorización de los judíos. Fue un intento deliberado de borrar la conexión histórica, milenaria y umbilical entre los judíos y su tierra.

Por lo tanto, no os unáis a la causa del racismo y el odio. No utilicen, por supuesto, el término “esquimal”, pero tampoco acepten una colonización árabe impregnada de horrores antisemitas, encerrados en un nombre, y por ende en el de “palestinos”.

Judea era Israel hace 2500 años y es Israel hoy.

observador

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